Ramsay fue un hombre de enormes
conocimientos en muy diversas ramas del saber. En su juventud se interesó por
la música y los idiomas, pasando con posterioridad, su interés, a las matemáticas y las ciencias.
Era, además, aficionado al deporte, en todo en lo que se metía sobresalía.
Llego a ser un soplador de vidrio de primera calidad. Confeccionó el mismo la
mayor parte de los aparatos que más tarde utilizó para manipular los gases que
fueron los que le proporcionaron fama y gran prestigio.
Estudió química en Alemania como alumno
de Bunsen y otros. Obtuvo su doctorado en 1873 en la Universidad de Tubinga. En
1880 le nombraron profesor de química en la Universidad de Bristol y en 1887 en
la de Londres, en donde sucedió a A.W. Williamson. En 1892 le intrigó el
problema planteado por Rayleigh en relación con el nitrógeno, y fue entonces
cuando llegó a la cima de su carrera.
El problema de Rayleigh era que el
nitrógeno que obtenía del aire resultaba un poco más denso que el que obtenía
de sus compuestos. Ramsay recordó haber leído que Cavendish, en un experimento,
hacía mucho tiempo olvidado, había tratado cien años antes de combinar el
nitrógeno del aire con el oxígeno y encontró que desprendía una burbuja de
aire. Podría haber un resto de algún gas más pesado que el nitrógeno en el aire
y que no se combinaba con el oxígeno, al menos así lo había pensado Cavendish.
Ramsay repitió el experimento de un
modo más cuidadoso, trató de combinar una muestra del nitrógeno obtenido del
aire con magnesio. También obtuvo que se desprendía una burbuja de gas. Pero
Ramsay tenía ahora algo que Cavendish no había tenido, el espectroscopio, que
Kirchhoff había introducido en la química una generación antes. Ramsay calentó
el gas y él y Rayleigh estudiaron las líneas espectroscópicas que se obtenían.
Las líneas más fuertes estaban en una posición que no encajaban con las de los
elementos conocidos. Era un gas nuevo, más denso que el nitrógeno, y que
formaba aproximadamente el uno por ciento de la atmósfera, completamente inerte
y que no se combinaba con ningún otro elemento. Le dieron el nombre de argón
(del griego <inerte>).
Puesto que no combinaba con ningún
elemento tenía valencia cero. Teniendo en cuenta eso y su peso atómico, parecía
indicar que su posición en la tabla periódica estaba entre el cloro y el potasio,
que tenían de valencia uno, así las valencias se sucedían de la manera que
creía Mendeleiev, el creador de la tabla.
Además, si se aceptaba la tabla
periódica como patrón, el argón tenía que ser uno de los gases inertes de
valencia cero. Tal familia de elementos, no imaginados por Mendeleiev, no
encajaba racionalmente en la tabla.
Ramsay empezó la búsqueda. En 1895 supo
que en América se habían obtenido muestras de un gas que se creía que era
nitrógeno, a partir de un mineral de uranio. Repitió Ramsay el trabajo con un
mineral llamado cleveita, por Cleve, y encontró que el gas, al analizarse por
espectroscopia, mostraba líneas que no pertenecían ni al nitrógeno ni al argón.
En su lugar, y esto fue lo más sorprendente, es que eran las líneas que una
generación antes había observado Janssen en la luz del Sol. En aquel tiempo
Lockyer las había atribuido a un nuevo elemento que llamó helio, y ahora
resultaba que dicho elemento, helio, existía aquí también, en la Tierra.
Ramsay y su ayudante trataron de
encontrar otros gases en el mineral, pero fracasaron. En 1898 después de licuar
el argón lo fraccionaron cuidadosamente. Pasaron muchos meses para conseguir
quince litros de argón, que licuaron e hirvieron. La primera fracción contenía
un nuevo gas muy ligero, al que le dieron el nombre de neón (nuevo). Las
fracciones finales contenían indicios de dos gases pesados que nombraron
criptón (escondido) y xenón (extranjero). Se completó la nueva columna de la
tabla periódica, excepto la última fila, que se completó años más tarde cuando
se hicieron estudios sobre la radioactividad.
El mismo Ramsay se interesó en la
radioactividad porque era una propiedad del uranio y había sido en un mineral de
este elemento en donde se había descubierto el helio. En 1903 probó, en
colaboración con Soddy, que el helio se producía continuamente en productos
radioactivos naturales. Cuando Dorn descubrió el último gas inerte, el gas
radioactivo radón, fue Ramsay quien pesó una pequeñísima cantidad y determinó
su peso atómico.
Le hicieron caballero en 1902. Y por
sus trabajos en los gases inertes en 1904 le concedieron el premio Nobel de
química.
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