Cassini ganó su reputación en Italia
cuando durante los años 1665 y 1666 midió los periodos de rotación de Júpiter y
Marte. En 1668 lanzó unas tablas del movimiento de las lunas de Júpiter,
evidentemente las conocidas hasta ese momento, que habían de servir para que
más tarde Roemer se apoyara en ellas para averiguar la velocidad de la luz.
También estableció el periodo de
rotación de Júpiter en nueve horas y cincuenta minutos, siendo el primero a su
vez que estudió la luz zodiacal (esto último es una débil iluminación del cielo
de noche que sale del Sol a lo largo de la línea de la eclíptica. Hoy se sabe
que la luz que proviene del Sol se refleja en las partículas de polvo que hay
en el espacio interplanetario).
Picard, del Observatorio de París
(centro de reunión de todos los talentos extranjeros de la época) convenció a
Luis XIV de Francia para que invitara a Cassini a París en 1669, donde luego se
quedó hasta el final de sus días. Muchas veces se le consideró como un astrónomo
francés, atribuyéndole entonces el nombre de Jean Dominique Cassini.
Cassini continuó sus descubrimientos en
París, localizando nada menos que cuatro satélites de Saturno (Japeto en 1671,
Rea en 1672 y Dione y Tetis en 1684). Una vez superado lo hecho por Huygens
(contemporáneo suyo, aunque más joven) que solo descubrió un satélite, se
propuso mejorar el más espectacular de los descubrimientos de este: los anillos
de Saturno. En 1675 Cassini notó que el anillo era doble, estando dividido por
una franja oscura que aún se conoce como separación de Cassini.
El trabajo más valioso de todos lo
constituye la determinación del paralaje de Marte a través de sus observaciones
del planeta en París, mientras que Richer lo hacía simultáneamente en la
Guayana Francesa. Esto le dio la distancia que nos separa de Marte. La
distancia relativa entre el Sol y los planetas se conocía desde tiempos de
Kepler, por tanto, al calcular una de ellas con exactitud, se obtendrían las
demás automáticamente. Del valor que dio a la distancia de Marte, Cassini
calculó que el Sol distaba de la Tierra aproximadamente unos 140 millones de
kilómetros.
El valor que dio se quedaba corto en un
siete por ciento de su valor verdadero, aunque fue la primera aproximación en
acercarse relativamente a la verdad. Aristarco situó el Sol a unos 8 millones
de kilómetros de la Tierra, mientras que Posidonio lo había fijado en unos 64
millones y Kepler como mera adivinación partió la diferencia situándolo a 24
millones de kilómetros.
Cassini fundó una dinastía de cinco
generaciones consecutivas de astrónomos, que habían de dominar la astronomía
francesa durante más de un siglo. Cuestión esta que no favoreció la evolución
al ser extremadamente conservadores e ir con dos generaciones de retraso en
aceptar los avances que se producían. Cassini fue el último de los grandes
astrónomos en no aceptar a Copérnico ni la teoría heliocéntrica.
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