lunes, 25 de mayo de 2015

THOMAS GOLD




         Gold fue uno de los que huyó de la Europa Central dominada por Hitler cuando todavía había tiempo. Igual que en tantos otros casos supuso una pérdida para los alemanes y una ganancia para América. Gold se estableció en Inglaterra durante dos décadas, asistiendo a la Universidad de Cambridge en 1942, donde obtuvo su título <master> en 1945. En 1956 llegó a los Estados Unidos y después de un año en Harvard aceptó un puesto de profesor en la Universidad de Cornell.
         La cosmología fue lo que proporcionó más fama a Gold, es decir, la rama de la astronomía que trata de la estructura total del Universo. Gracias a los trabajos de Hubble la visión del hombre se había extendido más allá de la Via Láctea, hacia un espacio lleno de galaxias incontables, algunas de las cuales estaban destinadas a unirse (por lo menos temporalmente) formando conglomerados, pero a rasgos generales las galaxias y dichos conglomerados estaban separándose unos de otros. La velocidad relativa de una galaxia con respecto a otra era proporcional a la distancia entre ellas. Esto era lo que se daba en llamar <Universo en expansión>, para el cual se pueden encontrar justificaciones en las ecuaciones de Einstein de la teoría general de la relatividad.
         Con el fin de interpretar la estructura del Universo, los astrónomos hicieron uso de lo que se llama el principio cosmológico, que dice en esencia, que desde un punto de vista muy amplio, el Universo en homogéneo. Es decir, visto desde cualquier punto la imagen de las galaxias sería exactamente igual que si se viera desde nuestra situación especial en la Tierra. (Si este principio no se acepta, entonces todo lo que vemos se puede interpretar como una condición puramente local de modo que no se podrá establecer ninguna conclusión sobre el Universo en conjunto. En definitiva, acabaría por no existir la cosmología.)
         A algunos astrónomos, incluyendo notablemente a Gold, les parecía que el principio cosmológico debía definirse tanto en el tiempo como en el espacio, de modo que el Universo no solo debería parecer el mismo desde cualquier punto del espacio, sino en cualquier época del pasado o del futuro. Pero el concepto de Universo en expansión parecía excluir esta suposición, puesto que en el pasado las galaxias tendrían que haber estado mucho más juntas que en el presente, y en el presente más juntas que en el futuro.
         En 1948 Gold y otros sugirieron que cuando las galaxias se separaban se formaba materia nueva en las vastas regiones del espacio entre ellas, de modo que cuando se hubiera doblado la distancia entre dos galaxias vecinas se habría formado suficiente materia entre ellas para construir una nueva galaxia, con lo cual, la densidad con la que las galaxias cubrían el espacio permanecía inmutable.
         Más adelante este fenómeno no aumentó el número total de galaxias, puesto que cuanto más se alejaba una galaxia de un punto de referencia dado (por ejemplo, nosotros mismos) se movía más rápidamente hasta que alcanzaba la velocidad de la luz, desapareciendo de nuestra vista. Según esto, las galaxias viejas se alejaban de nuestro universo y al mismo tiempo nacían otras nuevas, pero la imagen conjunta no cambiaba con el tiempo.
         Este Universo <constante>  implica creación continua, puesto que la materia (se supone que en forma de átomos de hidrógeno) debe crearse continuamente de la nada para que todo el sistema funcione. La velocidad a la que esto tiene lugar es demasiado pequeña para ser detectada, puesto que para formar nuevas galaxias en la proporción suficiente para contrarrestar el alejamiento de las antiguas se ha calculado que no se necesitan más de 500 átomos de hidrógeno formados en cada kilómetro cúbico de espacio por año.
         La teoría de la creación continua fue difundida de manera ardiente por Hoyle. De la misma manera que Gamov  se ha opuesto a ella de manera totalmente intransigente, apoyando la teoría de Lamaître del <gran estallido> y visualiza el Universo formado por galaxias que se alejan continuamente bajo el impacto de la explosión inicial, como una pequeña cantidad de gas en expansión y nada más que eso.
         La teoría de la creación continua implica la violación de las leyes de la termodinámica, puesto que la materia (y, por tanto, la energía) se crea de la nada, mientras que la entropía total del Universo no aumenta, como habían mantenido los físicos durante un siglo, desde Clausius, sino que permanece constante.

         La controversia entre ambas teorías sigue vigente, aunque hoy en día es mucho más difundida (entre el público en general) la del gran estallido “Big Ban”. No obstante grandes lagunas se ciernen sobre todas las teorías generales cosmológicas, entre ellas la consabida materia oscura.

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