Nobel Física-1910
Van der Waals había
estudiado ya mucho él solo cuando ingresó en la Universidad de Leiden en 1862.
Su tesis doctoral versó sobre la naturaleza de los gases y su fase líquida, que
atrajo mucho su atención, y que fue la nota dominante en su larga vida dedicada
a la investigación. Le nombraron profesor de física en la Universidad de
Ámsterdam en 1877, donde permaneció hasta su retiro, treinta años después.
El trabajo de su vida representa una
mejora decisiva en la anticuada obra clásica de Boyle y Charles. Boyle había
descubierto la relación entre presión y volumen, y Charles había logrado con
bastante precisión la que existía entre temperatura y volumen. Las dos
relaciones se combinaban en una ecuación:
R=P*V/T
donde
P representa a presión de una cantidad de gas, V su volumen y T su temperatura
absoluta. R representa una constante. En condiciones ideales en una muestra de
gas, si una de las tres variables se variaba, los otros dos valores se
ajustaban para mantener el valor de R constante.
Sin embargo, esto no es completamente
exacto en la realidad. En algunos gases la ecuación es casi exacta y tanto más
cuanto más se eleve la temperatura y descienda la presión. Se creyó que para un
gas ideal o “perfecto” era completamente válida y sin parangón.
Van der Waals se interesó en el por qué
la ecuación de los “gases perfectos” no respondía a los gases reales. Meditó en
la teoría cinética de los gases realizada por Maxwell y Boltzmann. Se podía
aceptar la ecuación de los gases perfectos admitiendo dos suposiciones: que no
había fuerzas de atracción entre las moléculas de un gas y que estas moléculas
tenían de tamaño cero. Ninguna de las suposiciones es correcta, hay pequeñas
fuerzas de atracción entre las moléculas de un gas y aunque pueden ser de un
tamaño pequeñísimo no es cero. Teniendo en cuenta esto, Van der Waals, en 1873
hizo una versión algo más complicada de la ecuación de los gases, en la que
introducía dos constantes más. Estas constantes eran diferentes para cada gas y
tenían que determinarse para que fuese perfecta porque en cada gas las
moléculas tienen un tamaño particular y ejercen distintas atracciones
intermoleculares.
Al usar la temperatura, presión y
volumen de un gas en su punto crítico (donde el gas y el líquido tienen igual
densidad y no pueden distinguirse uno del otro) Van der Waals consiguió otra
ecuación que no necesitaba constantes nuevas y que era válida para cualquier
gas.
Como resultado del trabajo de Van der
Waals se descubrió que el efecto Joule-Thomson de que un gas se enfría cuando
se le permite expansionarse, solo era exacto por debajo de una cierta
temperatura, que es característica para cada gas. En la mayor parte de los
gases esta temperatura es lo suficientemente alta para que los físicos trabajen
con comodidad con los gases enfriados por el método de Joule-Thomson. Pero el
hidrógeno y helio tienen esa temperatura característica muy baja y su licuefacción no se pudo efectuar por
expansión (el método más conveniente y usado), cosa que consiguieron bajando la
temperatura hasta ese punto por otros métodos. Solamente cuando se consiguió
ese descenso fue cuando Dejar y Kamerlingh-Onnes pudieron aproximarse al cero
absoluto.
En 1910 recompensaron a Van der Waals
con el premio Nobel de física por su trabajo en la ecuación de los gases.
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