Nobel Física-1917
Barkla estudió en University Collage de
Liverpool, donde uno de sus profesores era Oliver Lodge. Siendo aún estudiante,
Barkla sustituía a Lodge en sus clases cuando era necesario. Después de
graduarse, Barkla estuvo en Cambridge estudiando con J. J. Thomson y en 1902
volvió a Liverpool.
En Cambridge empezó sus investigaciones
sobre los rayos X descubiertos algunos años antes por Roentgen. Barkla se dio
cuenta de que los rayos X eran dispersados por los gases y que la magnitud de
la dispersión era proporcional a la densidad del gas y, por tanto, a su peso
molecular. A partir de esto dedujo que cuanto mayor fuera la masa del átomo,
contenía mayor número de partículas cargadas, puesto que dichas partículas
cargadas eran responsables de la dispersión. Este descubrimiento suponía la
primera indicación de una conexión entre el número de electrones de un átomo y
su posición en el sistema periódico, es decir, suponía un primer paso hacia el
concepto de número atómico.
En 1904 Barkla demostró, a partir de la
manera como los rayos X se dispersaban, que eran un tipo de ondas particulares.
Eran ondas transversales como las de la luz y no longitudinales como las del
sonido, como el propio Roentgen había supuesto.
En 1906 Barkla comenzó su trabajo más
importante. Demostró que cuando los rayos X eran dispersados por un cierto
elemento, producían un rayo de penetración característico. (En aquella época no
existía la forma de medir la longitud de onda de los rayos X, de modo que Barkla
tuvo que llegar a sus deducciones a partir de la medida de la cantidad de
absorción de un cierto rayo efectuada por una placa de aluminio de espesor
conocido.) Si se estudiaban los distintos elementos de acuerdo con su orden en
el sistema periódico, los <rayos X característicos> que producían eran
cada vez más penetrantes. Mosley pronto hizo uso de esos rayos X
característicos para consumar la noción de número atómico.
Barkla, prosiguiendo con sus trabajos,
reconoció dos tipos de rayos X, un conjunto más penetrante que llamó radiación
K y otro menos penetrante que llamó radiación L. Este descubrimiento era el
primer paso hacia la comprensión de la distribución de los electrones dentro
del átomo, cuestión que pronto dilucidarían Siegbahn y Bohr.
Por su trabajo sobre los rayos X,
Barkla recibió el premio Nobel de física en 1917.
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