domingo, 19 de abril de 2015

HEIKE KAMERLINGH-ONNES


Nobel Física-1913


         Los primeros estudios los realizó en su ciudad natal, entró en la Universidad de Groninga en 1870. Al año siguiente fue a Heidelberg, en donde fue alumno de Bunsen y de Kirchhoff. Volvió a Groninga para doctorarse (premiado por los estudios sobre nuevas pruebas de rotación de la Tierra), le nombraron profesor de física experimental en Leiden en 1882. Fundó el Laboratorio Criogénico, en donde se sondearon temperaturas extremas y que hicieron de Leiden el centro más famoso mundial de la investigación del frío.
         Kamerlingh-Onnes escogió el trabajo basado en bajas temperaturas  por el interés que tenía en las investigaciones de su compatriota Van der Waals. Le pareció que para estudiar el comportamiento de los gases era necesario medir exactamente su volumen, presión y temperatura, y que esas determinaciones tenían que hacerse a temperaturas muy bajas, que se obtenían con gases licuados, por lo que su interés se fijó en el problema de licuarlos, principalmente el helio, que desafiaba todos los esfuerzos de licuefacción en la primera década del siglo veinte.
         Kamerlingh-Onnes construyó un aparato muy complicado que enfriaba el helio por evaporación del hidrógeno líquido, por medio del efecto Joule-Thomson según el arreglo de Dejar. El resultado fue que en 1908 se obtuvo por primera vez helio líquido. Se recogió en un frasco que estaba contenido en otro mayor que contenía hidrógeno líquido, que a su vez estaba en el interior de otro con aire líquido. El helio líquido tenía una temperatura de solo cuatro grados sobre el cero absoluto. En 1910 encontró un medio para bajar aún más esa temperatura. Al dejar evaporar una parte del helio líquido, el restante (todavía líquido) se pudo enfriar  hasta 0,8 grados sobre el cero absoluto. En toda su vida no consiguió producir helio sólido, unos cuantos meses después de su muerte uno de sus colaboradores lo consiguió al combinar las bajas temperaturas con las altas presiones.
         En la hazaña de licuar el helio hubo algo más que conseguir un nuevo record en temperaturas extremadamente bajas o en conseguir la licuefacción del último gas. Estudió las propiedades de las sustancias a la temperatura del helio líquido y en 1911 hizo el descubrimiento de que ciertos metales como el plomo y el mercurio a tal temperatura sufren una pérdida total de resistencia eléctrica. Así fue descubierto el fenómeno de la superconductividad. Descubrió también que se puede destruir la superconductividad a esas temperaturas, exponiendo el metal a un campo magnético de cierta intensidad.
         Se encontraron propiedades singulares en las proximidades del cero absoluto. Se descubrió una forma de helio líquido (helioII) que tenía propiedades completamente distintas a todas las sustancias. Se abrió un nuevo mundo del frío extremo. Hubo una gran aplicación de todas las consecuencias en sectores como la supercomputación.

         Kamerlingh-Onnes recibió en 1912 la medalla Rumford de la Royal Society, y en 1913 recibió el premio Nobel de física por sus trabajos sobre la licuefacción del helio.

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