Ostwald nació y se
educó en las provincias bálticas del Imperio Ruso, donde las clases
predominantes eran descendientes de emigrantes alemanes que se habían
trasladado allí en busca de nuevas oportunidades. Ostwald estudió en la
Universidad de Dorpat, Estonia, donde se interesó en el trabajo de
termodinámica de Thomsen.
Al principio estudió otras propiedades
químicas de las sustancias y obtuvo por ello su doctorado en 1878. Lo nombraron
profesor de química en la Universidad de Riga, Letonia, en 1881, pero en 1887
aceptó una cátedra en Leipzig, en donde permaneció hasta el final de sus días.
Se considera a Ostwald como uno de los
fundadores principales de la física-química. Aumento su interés en este campo
al leer la tesis de Arrhenius, cuyos puntos de vista compartían muy pocos, éste
encontró en Ostwald un amigo y una ayuda. Reconoció la importancia del trabajo
de Giggs y lo tradujo al alemán para que se pudiera apreciar y estudiar en la
Europa continental. (La comprensión de Ostwald de la importancia que iba
adquiriendo la investigación americana, le llevo a aceptar la invitación para
conferenciar durante un año en Harvard, como parte de un programa, que empezaba
a desarrollarse, de intercambio entre profesores americanos y alemanes, que era
una clara señal de que los Estados Unidos empezaban a ocupar un lugar
predominante en los ámbitos científicos, fundamentalmente de investigación y
experimentación.)
En 1887, Ostwald en colaboración con su
amigo íntimo Van`t Hoff fundaron la primera revista científica dedicada
exclusivamente a la física-química. El mismo realizó importantes trabajos en
esta rama.
En 1894 preparando el resumen de un artículo de algún
científico, sobre el calor de combustión de los alimentos, para que apareciese
en su revista. No estando de acuerdo con los puntos de vista del autor, se
permitió añadir sus propios comentarios al respecto. Señaló que por las teorías
de Gibbs era necesario suponer que la catálisis aceleraba la reacción sin
alterar la energía de las sustancias. La catálisis se efectuaba rebajando la
energía de activación según el concepto de Arrhenius. Ostwald reconoció que los
iones, que según el postulado de Arrhenius eran átomos cargados eléctricamente,
podían servir como catalizadores. Esto se realizaba en los iones de hidrógeno liberados en la
solución de ácidos, que hacían de catalizadores como el almidón que se
transformaba en glucosa.
Este concepto de catálisis se mantuvo en el tiempo y
fue muy útil en la industria y en las aplicaciones que iban a hacerse muy
pronto en los fenómenos químicos del tejido vivo. (Aun la bioquímica se
inclinaba ante la nueva perspectiva de la química-física. Rubner, por ejemplo,
pasó mucho tiempo midiendo la relación de energía implicada en la actividad
química de los organismos vivos.)
Ostwald se mantuvo firme en su creencia de que la
química debía reducir sus estudios a fenómenos susceptibles de medirse, como
los cambios de energía, en este aspecto fue un admirador de Mach. Creía que la
termodinámica era la faceta central de la química, en cambio se oponía a las
teorías que implicaban asuntos que no se podían medir. Por esa razón se opuso
durante mucho tiempo a admitir la teoría atómica como algo más que un ejercicio
teórico, una ficción conveniente. El análisis de Perrin del fenómeno del
movimiento browniano fue el que lo forzó por fin a admitir que los átomos eran
responsables de un fenómeno claramente visible y que se podía medir.
Recompensaron a Ostwald en 1909 con el premio Nobel de
química por su trabajo sobre la catálisis. Al recibirlo felicitó al comité que
lo entregaba por haber escogido esa parte de su obra que también él creía que
era la mejor.
En los últimos años de su vida escribió sobre ciencia
filosófica, fundando una revista sobre este tema.
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