lunes, 6 de julio de 2015

JEAN BAPTISTE PERRIN

Nobel Física-1926






         Perrin obtuvo su doctorado en 1897 en la Ècole Normale Supérieure de París. Fue nombrado profesor de fisicoquímica en la Universidad de París en 1910, donde se quedó durante treinta años.
         Durante la década de 1890 a 1900 se sintió atraído por el estudio de los rayos catódicos, que Crookes había demostrado que tenían carga eléctrica. A pesar de todo, siguieron siendo motivo de controversia a causa del problema de si eran partículas (como parecía que tenían que ser si estaban cargados) o si las observaciones de Crookes eran erróneas y dichos rayos eran realmente una forma de ondas de radiación. Perrin fijó la cuestión de una vez para siempre en 1895, demostró que la radiación puede comunicar y producir una gran carga negativa en un cilindro sobre el que están incidiendo. Los rayos catódicos tenían, por tanto, que consistir en material cargado negativamente y, de este modo, ser partículas en lugar de ondas. Casi inmediatamente después, J. J. Thomson fue capaz de determinar la masa de dichas partículas y de demostrar que eran mucho más pequeñas que los átomos.
         La otra obra maestra de Perrin estaba también relacionada con las partículas, pero menos directamente. En 1905 Einstein había desarrollado las ecuaciones que gobernaban los movimientos brownianos para llegar a la conclusión de que era el resultado del bombardeo contra pequeñas partículas en suspensión llevado a cabo por las moléculas del agua que las rodeaban. La manera por la cual la partícula se mantenía en suspensión en contra de la fuerza de la gravedad era, teniendo en cuenta la ecuaciones, dependiente, en parte, del tamaño de la moléculas de agua. En 1908 Perrin comenzó la tarea de determinar el tamaño mediante la observación.
         Con el microscopio, contó el número de pequeñas partículas de resina suspendidas a diferentes alturas en una gota de agua. Encontró la manera por la cual se ajustaban perfectamente a las ecuaciones de Einstein y, por primera vez, el tamaño aproximado de átomos y moléculas pudo ser calculado por medio de la observación real. Por fin, las diminutas entidades, cuya existencia había sido aceptada casi por fe durante un siglo después de que Dalton promulgara la teoría atómica, alcanzaron una existencia real y patente. Incluso un oponente acérrimo de la teoría atómica como Ostwald tuvo que admitir que los átomos eran objetos reales y no solamente elementos de ficción convenientes para ciertas explicaciones.
         Perrin obtuvo el premio Nobel de física en el año 1926.
         En 1941, después de la desastrosa derrota de Francia por la Alemania nazi, Perrin (que había sido un activo antifascista) se marchó a Estados Unidos. Allí usó de su influencia para apoyar el movimiento gaullista, que mantuvo una resistencia francesa continuada fuera del país. Perrin, que tenía más de setenta años de edad por aquel entonces, no vivió lo suficiente para ver liberado su país.



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