Coulomb fue ingeniero militar en su
juventud, sirviendo como tal en las Indias Occidentales durante una temporada,
pero progresivamente su interés por la experimentación habría de ir creciendo.
Cuando empezó la Revolución Francesa supo combinar la discreción con su
partidismo y se retiró al pueblo de Blois para trabajar en paz, pasando así por
el terror con habilidad.
Por aquellos tiempos ya había alcanzado
renombre pues en 1777 inventó una balanza de torsión que medía la fuerza que se
ejercía por el retorcimiento que se producía sobre una fibra fina y rígida a la
vez. El peso es una medida de la fuerza de la gravedad sobre un cuerpo, por lo
que la balanza de torsión se podía utilizar para pesar. Michell había inventado
un instrumento similar con anterioridad, pero el descubrimiento de Coulomb fue
de manera completamente independiente.
Coulomb puso la precisión de su
instrumento al servicio de experimentos con electricidad. Colocó una pequeña
esfera cargada eléctricamente a diferentes distancias de otra esfera también
cargada y midió la fuerza de atracción o repulsión (dependiendo del signo de la
carga de las esferas utilizadas) por la torsión que se observaba en la balanza.
De este modo, pudo demostrar en 1785 que la fuerza de atracción o repulsión
eléctrica era directamente proporcional al producto de las cargas de cada
esfera e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que separaba sus
centros. (Priestley llegó a esta misma conclusión algunos años antes pero de
manera indirecta). Esto significaba que las fuerzas de atracción eléctrica
respondían a leyes similares a las de la atracción gravitatoria que descubriera
Newton. Esto se llamó Ley de Coulomb y también en su honor se llama culombio a una unidad de carga eléctrica
determinada y aceptada.
Cavendish descubrió la Ley de Coulomb
antes que él pero nunca publicó sus resultados, estos se descubrieron medio
siglo después de su muerte.
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