Ohm
era hijo de un maestro mecánico interesado en la ciencia y que se afanó para
que sus hijos recibiesen una educación científica. La ciencia no iba a tratar
amablemente a Ohm.
Ohm enseñaba en liceos, pero su
ambición era conseguir un nombramiento en la universidad. Para esto tenía que
presentar algún trabajo importante de investigación. Escogió el nuevo campo de
corriente de electricidad que había sido abierto por Volta, pero era pobre y el
equipo era caro y muy difícil de conseguir, así que tuvo que fabricarlo él
mismo, en particular tuvo que diseñar sus propios conductores, siéndole muy
útil la influencia de su padre.
Ohm decidió aplicar a la corriente
eléctrica, algunos de los descubrimientos hechos por Fourier pertenecientes al
flujo del calor. Así como la razón por la cual el calor fluía desde el punto A
al punto B, dependía en parte de la diferencia de temperatura entre esos dos
puntos y en parte también a la facilidad con la que el calor era conducido por
el material entre dichos puntos. Pensó que el fluir de la corriente eléctrica
dependería del potencial eléctrico entre los puntos A y B, y en la
conductividad eléctrica del material empleado entre ellos.
Trabajando con conductores de distinto
grosor y longitud, descubrió que la cantidad de corriente transportada era
inversamente proporcional a la longitud y directamente proporcional a la
sección del conductor. De este modo podía definir la resistencia del conductor
y en 1827 demostraría que había una relación simple entre la resistencia, el
potencial eléctrico y la cantidad de corriente transportada. A esto de llamó Ley de Ohm, que puede expresarse: el
flujo de corriente a través de un conductor es directamente proporcional a la
diferencia de potencial e inversamente proporcional a la resistencia (casi
medio siglo antes Cavendish había descubierto esta relación, pero nunca la
había publicado).
De Ohm fue ésta la única contribución
científica de primer orden, pero una contribución de primer orden era o debería
ser bastante, para el merecimiento de su nombramiento universitario, que no
consiguió, sin embargo. Su trabajo despertó gran cantidad de oposición y
resentimiento, al parecer porque Ohm trataba de basar sus resultados en la
teoría y parte de sus oyentes no llegaban a entenderlo, aunque también había
cierto trabajo experimental apoyando su postura. De todos modos, se encontró
con tantas críticas que no solo no consiguió su puesto universitario, si no que
incluso tuvo que dimitir del puesto que tenía en al liceo.
Durante seis años vivió en la pobreza
con amarga desilusión, pero lentamente, fuera de Alemania, su obra se iba
conociendo y cada vez estaba más y mejor valorada.
Se encontró, con gran sorpresa por su
parte, que le tributaban honores. La Royal Society le otorgó la medalla Copley
en 1842. Finalmente, el profeta Ohm recibió honores en su propio país, y fue
nombrado catedrático de la Universidad de Munich en 1849, de modo que pasó los
últimos años de si vida en el apogeo de la ambición realizada.
Su nombre se inmortalizó por el hecho
de que se llama ohmio a la unidad de resistencia eléctrica. Así, cuando la
corriente de un amperio pasa a través de una sustancia bajo la diferencia de
potencial de un voltio, esa sustancia tiene una resistencia de un ohmio.
Además, la unidad de conductividad (reciproca de la resistencia) es el mho, el
nombre de Ohm deletreado al revés.
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