Hoyle fue profesor de astronomía en la
Universidad de Cambridge aceptando la teoría de la creación continua de Gold,
exponiéndola en una serie de libros para profanos. (Con respecto a esto, es un
sucesor valioso de aquellos otros escritores astrónomos como Jeans y Eddington.
De hecho, Hoyle ha llegado incluso más lejos y es, quizá, el más eminente de
los científicos contemporáneos que ha escrito sobre ciencia-ficción bajo su
propio nombre.)
Hoyle describió un esquema de
reacciones nucleares producidas dentro de las estrellas que sobrepasaba con
mucho el mecanismo hidrógeno-helio elaborado por Bathe. Hoyle sugiere que el
propio núcleo de helio, una vez que alcanza una temperatura lo suficientemente
alta, se <quema> todavía más para producir núcleos de carbono y oxígeno.
Sigue <quemandose> y produce
magnesio, azufre y otros elementos, hasta el hierro, que es el límite, puesto
que en sus átomos la energía contenida es mínima, de modo que no puede tomar
parte en reacciones nucleares productoras de energía.
Siguiendo el razonamiento e ideas de
Hoyle, se llega a un punto donde la gravitación ya no aparece contrarrestada
por la presión de radiación y la estrella se contrae violentamente en cuestión
de minutos para llegar al estado de enana blanca.
Los elementos más bajos que permanecen
en las capas más externas de la estrella se <inflaman> para producir una
explosión que da lugar a una supernova (en el caso de que la masa de la
estrella sea lo suficientemente grande) y la energía desprendida da lugar a los
átomos pesados situados por encima del hierro. A partir del gas esparcido a lo
largo del espacio por las supernovas se forma una segunda generación de
estrellas (por atracción gravitatoria) ricas en dichos átomos pesados.
En 1946 Hoyle sugirió que el Sol era en
su origen una estrella doble y que su compañera había reventado, originando los
planetas y dejando a estos más ricos en elementos pesados de lo que lo es el
Sol mismo.
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