Nobel Química-1908
El
padre de Rutherford era carretero y granjero y Rutherford trabajaba con él en
la granja. Demostró ser una gran promesa en el colegio y de adolescente ganó
una beca para la Universidad de Nueva Zelanda, donde acabó en el cuarto puesto.
(La curiosidad hace que nos preguntemos que pasaría con los tres que quedaron
delante de él.) En la universidad se interesó por la física, desarrollando un
detector magnético de ondas de radio. Estaba absolutamente desinteresado por las
aplicaciones prácticas de sus descubrimientos, negándose incluso a declarar
como testigo experto ante los tribunales en cierto caso relacionado con
transmisiones de radio (esto le hubiera apartado y distraído de sus estudios y
experimentos).
En 1895 fue cuando llegó el momento
clave de su vida, puesto que recibió una beca para la Universidad de Cambridge.
Esto fue incluso mucho más que un golpe de suerte (para Rutherford y para el
mundo entero), puesto que quedó solo en segundo lugar. Solo había una beca y el
que obtuvo el primer puesto rechazó la beca por razones familiares. Además
Cambridge acababa de instaurar una regla por la que empezaba a permitir el
ingreso de estudiantes de otras universidades. Rutherford fue el primero en
entrar bajo el nuevo reglamento académico. Se dice que recibió la noticia
mientras cavaba patatas en la granja de su padre.
En Cambridge trabajó con J.J. Thomson.
Después de un corto periodo en la Universidad McGill en Montreal, Canadá, y de
un viaje a Nueva Zelanda para casarse, volvió otra vez a Inglaterra.
Pisándole los talones a Becquerel,
Rutherford empezó a trabajar en el atrayente y nuevo campo de la radiactividad.
Era uno de aquellos que, al igual que los Curie, había decidido que los rayos
emitidos por las sustancias radiactivas eran rayos de clases diferentes. A los
positivamente cargados los llamó rayos alfa y a los negativamente cargados
rayos beta. Estos nombres se utilizan hoy todavía, con la excepción que a ambos
se les conoce ahora como consistentes en partículas aceleradas, de modo que
normalmente se habla de partículas alfa y partículas beta.
Cuando en 1900 se descubrió que algunas
de las radiaciones no eran afectadas por un campo magnético, Rutherford fue
capaz de demostrar que eran ondas electromagnéticas y las llamó rayos gamma.
En colaboración con Soddy en 1902 y
posteriormente, Rutherford siguió el camino comenzado por Crookes, que había
encontrado que el uranio formaba una sustancia diferente al emitir radiación.
Sometiendo al uranio y al torio a manipulaciones químicas y siguiendo el curso
de la radiactividad, Rutherford y Soddy demostraron que el uranio y el torio se
descomponían en el curso de los procesos radiactivos en una serie de elementos
intermedios. Boltwood estaba demostrando este mismo problema, a la vez, en
Estados Unidos. Soddy llevaría su trabajo más adelante y llegaría a la noción
de isótopo.
Cada elemento intermedio diferente se
descomponía de manera particular de modo que la mitad de cierta cantidad
desaparecería en un periodo de tiempo fijo. Rutherford denominó a este tiempo
fijo, vida media.
Entre 1906 y 1909 Rutherford, junto con
su colaborador Geiger, estudió intensivamente las partículas alfa y demostró de
una manera bastante concluyente que la partícula individual era un átomo de helio
sin electrones. Las partículas alfa eran como los rayos de carga positiva que
habían sido descubiertos por Goldstein, y en 1914 Rutherford sugirió que los
rayos de carga positiva más simples deberían ser aquellos obtenidos a partir
del átomo de hidrógeno y que deberían ser las partículas, con carga positiva,
fundamentales. Las llamó “protones”.
A partir de entonces y durante de cerca
de veinte años se creería que todos los átomos estaban formados por protones y
electrones en igual número, hasta que Heisenberg modificó el concepto,
sugiriendo el que sostenemos hoy en día. La carga eléctrica en un protón es
positiva y en un electrón negativa, siendo las dos exactamente iguales en
magnitud, de modo que eléctricamente hablando se neutralizan mutuamente. Sin embargo,
la masa del protón es unas 1836 veces la masa del electrón.
El interés de Rutherford por las
partículas alfa le llevó a algo todavía más importante. En 1906, estando
todavía en McGill, Montreal, empezó a estudiar cómo las partículas alfa eran
dispersadas por delgadas láminas de metal. Continuó estos experimentos y en
1908, cuando había vuelto ya a Inglaterra y estaba trabajando en la Universidad
de Manchester, “bombardeó” una lámina de
pan de oro de solo unas pocas milésimas de pulgada de espesor con partículas
alfa. La mayor parte de las partículas alfa pasaron a través de la lámina, sin
ser afectadas ni desviadas, grabándose en la placa fotográfica situada detrás.
Sin embargo, había algunas muestras fotográficas que mostraban dispersiones
incluso en ángulos muy grandes.
Puesto que la lámina de pan de oro
tenía unos dos mil átomos de grosor, y las partículas alfa pasaban a través de
ella en su mayor parte, y sin ser desviadas, parecía que los átomos debían
estar constituidos en su mayor parte de espacio vacío. Puesto que algunas
partículas alfa eran desviadas fuertemente, incluso con desviaciones en ángulo
recto y aún mayores, significaba que en alguna parte del átomo había una región
donde se concentraba la masa positivamente cargada, capaz de repeler a las
partículas alfa también positivamente cargadas (puesto que cargas del mismo
signo se repelen). A partir de estos experimentos Rutherford elaboró su teoría
sobre el átomo nuclear. Mantuvo que el átomo contenía un núcleo diminuto en su
centro que estaba positivamente cargado y que contenía todos los protones de
dicho átomo y por tanto su masa. En las regiones periféricas del átomo estarían
los electrones cargados negativamente, muy ligeros, y que no se interpondrían
como barrera detectable al paso de las partículas alfa.
Esta noción del átomo, de manera
básica, es la que se acepta hoy y la que reemplazó al concepto de las esferas
lisas e indivisibles de Demócrito que dominaron el pensamiento atomístico
durante veintitrés siglos.
Por el desarrollo de la teoría de la
desintegración radiactiva de los elementos, por determinar la naturaleza de las
partículas alfa y por concebir el átomo nuclear, Rutherford fue agraciado con
el premio Nobel de química de 1908. Fue también condecorado en 1914. No obstante,
todavía quedaban por delante grandes realizaciones.
Rutherford utilizó un contador de
partículas para medir la cantidad de radiactividad producida. Contando los
destellos en la pantalla de sulfuro de cinc (un destello para cada partícula
subatómica que producía una colisión) él y Geiger llegaron a la conclusión de
que un gramo de radio producía treinta y siete billones de partículas por
segundo. A una sustancia que produzca este número de desintegraciones es ahora llamado un curie de dicha sustancia,
en honor a los Curie. Esto supone una gran cantidad de radiactividad, y suele
ser más corriente trabajar con sustancias de unos seis órdenes de magnitud
menores que esto, a lo que se le llama un microcurie. Sin embargo, no se dejó
en el olvido al propio Rutherford, puesto que un rutherford de radiactividad
representa la cantidad de material que produce un millón de emisiones por
segundo.
(Los destellos del tipo de los usados
por Rutherford en su trabajo científico se pusieron al servicio de la industria
en las décadas siguientes. El sulfuro de cinc, con trazas de radio, se uso en
las esferas de los relojes para crear números luminosos que se vieran por la
noche. Esto funcionó bien, excepto que las mujeres que pintaban los relojes
absorbían trazas de radio y desarrollaban las enfermedades relacionadas con la
radiactividad de manera seria y lentamente letal. La aplicación práctica de la
radiactividad se suspendió y los peligros de ésta se pusieron de manifiesto
claramente.)
En 1917 Rutherford se puso a trabajar
activamente en las medidas cuantitativas de la radiactividad. Permitió a
partículas alfa producidas por una pequeña cantidad de material radiactivo que
bombardearan a través de un cilindro dentro del cual había introducido ciertos
gases. Cuando introdujo oxígeno, el número de destellos decaía puesto que el
gas absorbía algunas de las partículas alfa antes de que pudieran llegar a la
pantalla de sulfuro de cinc. Con hidrógeno en el cilindro se producían
destellos particularmente luminosos. Esto era debido a que el núcleo del átomo
de hidrógeno consiste en un solo protón que era empujado hacia delante por las
partículas alfa. Cuando los protones chocaban con la pantalla se producían los
destellos luminosos. Cuando se introdujo nitrógeno en el cilindro, a pesar de
que los destellos producidos por las partículas alfa se redujeron en número,
aparecían ocasionalmente destellos de los producidos cuando se utilizaba el
hidrógeno. La única conclusión a la que se podía llegar era que las partículas
alfa estaban desprendiendo protones de los núcleos de nitrógeno, de modo que
los núcleos que quedaban pertenecían a átomos de oxígeno.
Por tanto, Rutherford fue el primer
hombre capaz de transformar un elemento en otro como resultado de las
manipulaciones artificialmente inducidas en ellos. Había logrado el sueño de
los alquimistas. Había también demostrado la primera <reacción nuclear>
hecha por el hombre. Sin embargo, solo una partícula alfa entre trescientas mil
interaccionaba con un núcleo, de modo que no era una forma de transmutación muy
practica. Para el año 1924 había conseguido desprender protones de la mayoría
de los elementos más ligeros.
Rutherford aceptó un puesto de profesor
de física en Cambridge en 1919 y fue presidente de la Royal Society desde 1925
a 1930. Recibió el título de barón de Rutherford de Nelson (por su ciudad
natal) en 1931.
Después de 1933 se convirtió en un
antinazi furibundo, cooperando activamente en ayudar a los científicos judíos a
escapar de Alemania. Sin embargo, puso el veto a Haber, Rutherford pensaba que
los trabajos de Haber sobre los gases aplicados a asuntos bélicos le colocaban
fuera del gremio.
Hacia el final de su vida expresó que
tenía bastantes dudas en cuanto a la vasta energía del núcleo atómico, como
había puesto de manifiesto la radiactividad, en cuanto a que pudiera ser
controlada alguna vez por el hombre. En cuanto a esto Rutherford era
enormemente conservador (igual que, pese a su amistad con Einstein, con
respecto a su poca disposición a aceptar la teoría de la relatividad). Murió
dos años antes de que Hahn descubriera la fisión del uranio, de modo que no
pudo ser consciente de lo equivocado que estaba.
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