Nobel Física-1936
Anderson estudió en el California
Institute of Technology, obteniendo su doctorado, magna cum laude, en 1930. Permaneció en el Instituto trabajando con
Millikan sobre rayos cósmicos y desde entonces fue miembro del profesorado.
Durante el transcurso de sus estudios
sobre los rayos cósmicos, Anderson inventó una cámara de niebla atravesada por
una lámina de plomo. Generalmente las partículas asociadas con los rayos
cósmicos son tan energéticas que su curvatura, dentro de la cámara de niebla,
no es muy pronunciada incluso utilizando campos magnéticos fuertes. La lámina
de plomo, aunque no paraba al conjunto de partículas, les restaba la suficiente
energía como para que la curva descrita fuera apreciable, se podían extraer más
y mejores resultados de una curva que de una recta.
En 1932, estudiando las fotografías de
trayectorias en cámaras de niebla de este tipo, Anderson llegó a detectar
algunas exactamente iguales a las de los electrones, con la diferencia de que
la curvatura era en sentido contrario. Era precisamente lo que se podía esperar
de los electrones que tuvieran carga positiva en lugar de negativa, y de hecho,
a Anderson se le ocurrió que podía tratarse de aquellos electrones
positivamente cargados detrás de los cuales habían estado matemáticos como
Dirac dos años antes. Anderson propuso el nombre de positrón para la nueva partícula, y fue aceptado. Con este
descubrimiento Anderson se adelantó a Blackett y al matrimonio Joliot-Curie,
que iban también a la búsqueda del positrón.
El positrón no era la única partícula
nueva que Anderson localizó durante sus trabajos sobre los rayos cósmicos. En
1935, mientras trabajaba con la cámara de niebla en Pike`s Peak en Colorado,
observó una nueva trayectoria cuya curvatura era menor que la de un electrón y
mayor que la de un protón. La interpretación más directa de la trayectoria era
que pertenecía a una partícula de masa intermedia y de un tipo que Yukawa había
descubierto teóricamente poco tiempo antes. La partícula observada resultó
tener una masa 130 veces mayor que la de un electrón y, por lo tanto, sobre un
cuarto de la del protón.
Anderson propuso el nombre de mesotrón,
que fue aceptado, aunque rápidamente fue acortado convirtiéndose en mesón.
Tanto el positrón como el mesón,
formados gracias a la superabundancia de energía asociada con las partículas de
los rayos cósmicos, poseen realmente una vida muy corta. El positrón reacciona
con el primer electrón que se
encuentra y los dos se anulan respectivamente, por decirlo así, con la
consiguiente destrucción de materia y el desprendimiento de la cantidad de
energía equivalente, dando lugar a la creación de un par de rayos gamma. La
transformación coincide exactamente con la predicha por la famosa ecuación de
Einstein, E=mc2. Posteriormente se descubrió, gracias a Blackett, que el
proceso se podía revertir, es decir, los rayos gamma se podían convertir en un
par electrón-positrón mediante la destrucción de energía y la creación de masa.
En cuanto al mesón, que se desintegraba
en cuestión de millonésimas de segundo, había que considerar un mesón
positivamente cargado que se desintegraba para dar lugar a positrones y
neutrinos, mientras que uno cargado negativamente se desintegraba produciendo
electrones y neutrinos.
Anderson recibió el premio Nobel de
física en 1936 por sus descubrimientos, compartiéndolo con Hess, cuyos
descubrimientos sobre los rayos cósmicos estaban estrechamente relacionados con
los trabajos de Anderson.
En 1963 se descubrió que los neutrinos
formados en asociación con los mesones de Anderson no eran exactamente iguales
a los asociados con el electrón. Por tanto la misteriosa partícula predicha por
primera vez por Pauli resultó que existía bajo dos formas y puesto que cada una
de ellas estaba asociada con cada una de las antipartículas de Dirac tenían que
existir también dos antineutrinos diferentes –en conjunto eran cuatro las
partículas sin carga y sin masa.
Por un lado el mesón de Anderson
resultó ser un desengaño. No interactuaba directamente con los núcleos atómicos
y si era realmente la partícula de masa intermedia que predijo Yukawa debería
interactuar. Sin embargo, durante la década siguiente, Powell descubrió un
mesón de masa ligeramente mayor, que pudo probarse que se trataba de la
partícula de Yukawa. El mesón de Anderson se demostró en 1961 que era realmente
un duplicado del electrón en cada una de las propiedades salvo en la masa, es
decir, no era más que un electrón muy pesado.
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