Nobel Química-1912
Sabatier obtuvo su título de doctor en
1880 en el Collège de France, donde fue ayudante de Berthelot. En 1882 fue a la
Universidad de Toulouse, en donde ganó un puesto de profesor en 1884, en donde
permaneció el resto de su larga vida. Al principio enseñó física y se interesó
en química-física, inclinándose posteriormente hacia la química orgánica, en la
que iba a adquirir fama a causa del fracaso de un experimento que realizó en
1897.
El níquel forma uno de sus escasos compuestos
volátiles (compuestos que se transforman en vapor a temperaturas bastante
bajas) al combinarse con el monóxido de carbono para formar carbonilo de
níquel. Era éste un compuesto interesante y Sabatier con un ayudante se
metieron en la química orgánica para comprobar si no se formaría otro compuesto
volátil de níquel por adición de hidrocarburo de etilénico, que tiene un enlace
doble como el monóxido de carbono y quizá se comportase de la misma manera.
Pero el experimento falló. Cuando se calentó el níquel con el etileno no se
formó ningún compuesto volátil.
Pero Sabatier y su ayudante guardaron
los gases que se habían formado para analizarlos posteriormente, y se
encontraron con etano. La molécula de etano era como la del etileno más
hidrógeno en los enlaces dobles. Aparentemente, el níquel había actuado de
catalizador, haciendo que se incorporase el hidrógeno al etileno para formar el
etano.
Sabatier se dedicó a la química
orgánica y pasó el resto de su vida profesional con estudios de hidrogenaciones
catalíticas. Su trabajo fue muy fructífero. Hasta entonces se utilizaba para la
adición de hidrógeno catalizadores de paladio o platino, que eran metales muy
escasos, y por consiguiente muy caros. Si se podía utilizar el níquel, que era
mucho más barato, en su lugar, la hidrogenación ya no estaría reducida a los
laboratorios, sino que podría hacerse en grandes cantidades industriales con
procesos mucho más simples y económicos. Con la catálisis del níquel se hizo
posible el obtener grasas comestibles, como la margarina y mantequillas a
partir de plantas no comestibles, y aceites como el de la semilla del algodón,
en cantidades y precios no igualados hasta entonces.
Por este descubrimiento haber ido a la
Sorbona de París en 1907, para suceder a Moissan, pero prefirió quedarse en el
sur de Francia.
Pese a todo, recompensaron a Sabatier
con el premio Nobel de química de 1912, compartiéndolo con Grignard, por sus
trabajos y labor sobre la catálisis.
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